Saltar al contenido

Tipos de células

abril 29, 2022
Tipos de células

Las células son unidades pequeñas rodeadas de una membrana que contiene una solución acuosa concentrada de sustancias químicas. Estas tienen la capacidad para crear copias de sí mismas mediante el crecimiento y la división en dos.

Todos los organismos vivos están formados por células, por lo que es posible afirmar que las células por sí solas son la forma de vida más simple. Organismos superiores como el hombre están formados por comunidades de células que derivan del crecimiento y la división de una célula fundadora única.

Existen diversos tipos de células y se pueden clasificar según sus necesidades energéticas, sus funciones y su origen en la evolución. En este sentido las células se dividen en:

  • Célula vegetal y animal.
  • Célula epitelial, muscular, adipocito, inmune, fibroblasto, glóbulos rojos, células óseas.
  • Célula procariota y eucariota.

Célula eucariota

Las células eucariotas tienen un modelo de organización un tanto complejo y su tamaño es mayor al de una célula procariota. Dentro de las células eucariotas se pueden distinguir dos tipos: células animales y células vegetales.

El límite externo de la célula es la membrana plasmática, encargada de controlar el paso de compuestos y sustancias que salen e ingresan a la célula. Por otro lado, el núcleo contiene el material genético o ADN, lugar al que se dirigen todas las funciones de la célula, además de encontrarse separado del citoplasma por una membrana nuclear doble.

En el interior del núcleo, el ADN y un tipo especial de proteínas (llamadas histonas) forman la cromatina. Durante gran parte del ciclo de vida de la célula la cromatina se encuentra en estado relajado, pero en determinado momento, comienza a compactarse. En este nuevo estado de compactación, la cromatina se reorganiza en un determinado número de cuerpos densos llamados cromosomas. Cabe mencionar que cada ser vivo contiene una información genética distinta y la cantidad de cromosomas variará en función de la especie.

Tipos de células

Célula procariota

Es la célula de estructura más simple, por lo que no cuenta con orgánulos (organelos), ni con un núcleo que contenga su ADN. La célula procariota, por fuera de la membrana, se encuentra rodeada de una pared celular que le brinda protección. El interior de la célula se denomina citoplasma, y en el centro es posible hallar una región más densa llamada nucleoide, donde se encuentra su material genético o ADN.

Los organismos procariontes son las arqueas y las bacterias, generalmente tienen una forma esférica que asemeja un bastón o espiral. Al ser tan pequeños, tan sólo alcanzan a medir unos cuantos micrómetros de longitud, aunque existen otras tantas que pueden llegar a medir hasta cien veces más.

Otro elemento que caracteriza a estas células es que tienden a reproducirse con gran rapidez gracias a la división celular. En óptimas condiciones, incluso, se pueden duplicar cada 20 minutos.

Tipos de células

Célula vegetal

Como se mencionó anteriormente, la célula vegetal es el tipo de célula eucariota de la que están compuestos los tejidos vegetales. Su estructura consiste en una pared que la envuelve denominada «membrana celulósica» o «cápsula de secreción», así como también de un protoplasto que es la parte viva. El protoplasto incluye la membrana plasmática, el citoplasma y el núcleo. El citoplasma, a su vez, contiene diversos tipos de plastidios, mitocondrias, vacuolas y sustancias ergásticas.

Las células vegetales varían en forma, tamaño y contenidos, no obstante, siguen siendo unidades estructurales unidas por la lámina media, la cual está compuesta, principalmente, de sustancias pécticas que unen la pared primaria de una célula a la de las células adyacentes.

Célula animal

Al igual que la célula vegetal, las células animales son un tipo de célula eucariota presente en diversos tejidos de los seres vivos. Estas células están adaptadas a funciones bioquímicas del organismo animal, tales como el metabolismo y las formas de nutrición.

Los animales son seres pluricelulares complejos, por lo que sus células poseen un alto nivel de especialización, lo que quiere decir que dependiendo del tejido al que pertenezcan, cumplen funciones puntuales que definen su morfología, necesidades y propósito.

Las principales partes de una célula animal son el núcleo, en el cual se alberga su material genético (ADN) organizados en cromosomas y que cumple roles clave en la reproducción celular; la membrana plasmática que recubre la célula; las mitocondrias, que son las plantas energéticas de la célula, encargadas de la síntesis del ATP; los lisosomas, que degradan el material que ingresa a la célula; el aparato de Golgi, común en las células animales y también vegetales; el retículo endoplásmico, el centriolo y la cromatina, que es el conjunto de ADN y proteínas que compone el material genético de la célula.

Células epiteliales

Son asociaciones de células unidas, carentes de sustancia intercelular que revisten y cubren todas las superficies corporales, mismas que sintetizan y secretan sustancias complejas a partir de moléculas simples, que sirven como protección mecánica de absorción y transporte de sustancias, además de funcionar como receptores de estímulos sensoriales.

El tejido epitelial puede clasificarse en: epitelio de revestimiento, de cubierta o membranoso (epidermis, endotelio), epitelio glandular o secretor, como las células caliciformes, glándulas salivales, la hipófisis, endometrio, y epitelio neuroepitelio o sensorial, como la retina, el epitelio olfatorio o el órgano de Corti.

Adipocitos

El tejido adiposo está integrado por un grupo de células denominadas adipocitos o células adiposas, las cuales se especializan en almacenar lípidos o grasas, sustancias consideradas como una fuente de reserva de energía química importante para un organismo animal. Se constituye por la unión de los adipocitos, mediante fibras reticulares.

La distribución del tejido adiposo en el cuerpo humano es general, aunque hay lugares en donde el tejido se acumula en mayor cantidad, por ejemplo, el tejido subcutáneo, la palma de las manos, la planta de los pies, la región perirrenal, por detrás del globo ocular, las glándulas mamarias y la región glútea.

Algunas funciones del tejido adiposo son:

  • Conservar la temperatura corporal.
  • Formar almohadillas amortiguadoras.
  • Intervenir en la reserva de energía química.
  • Modelar la superficie corporal.
  • Ocupar espacios entre los tejidos y órganos para mantenerlos en su posición.

Fibroblasto

Los fibroblastos segregan proteínas de colágeno y son utilizadas para mantener la estructura de muchos de los tejidos del cuerpo. También juegan un papel importante en la cicatrización de heridas. Dicho de distinto modo, son células fuertes que estimulan la producción de otros elementos importantes para las estructuras donde se localizan.

Como se mencionó anteriormente, es un tipo específico de célula del tejido conectivo que se encuentra en los tendones, la piel, huesos, ligamentos y en órganos como los riñones y el hígado. Es común también hallarlos en la sangre, el cartílago articular, en las paredes de algunos vasos sanguíneos, por debajo de la piel y en el tejido adiposo.

Por otro lado, los fibroblastos son células que provienen de otros elementos del cuerpo humano conocidos como mesenquimales, los cuales son las principales estructuras del organismo que crean las unidades básicas de los tejidos conectivos.

Células musculares

El tejido muscular es un tejido cuya función principal es la contracción, para lo cual sus células llamadas miocitos presentan en su citoplasma filamentos de miosina y actina. Los miocitos también reciben el nombre de fibras musculares por su forma alargada, estas se deslizan una sobre otra, causando contracciones que producen el movimiento de distintas partes del cuerpo, incluyendo algunos órganos internos.

Este tejido conectivo une las fibras musculares en fascículos, los cuales también transportan fibras nerviosas y vasos sanguíneos hacia las células musculares.

Partiendo de lo anterior mencionado, es posible clasificar a los músculos en: esquelético, cardiaco y liso. Aunado a esto, los músculos tienen cuatro propiedades principales: excitabilidad (capacidad de responder a los estímulos), contractibilidad (capacidad de contracción), extensibilidad (capacidad para estirarse sin romperse) y elasticidad (capacidad de retornar a su forma normal).

A través de las contracciones, el sistema muscular permite producir fuerza y movimiento, así como dar soporte al cuerpo, cambiar su postura, estabilizar las articulaciones, generar calor para mantener la temperatura corporal normal y proporcionar forma al cuerpo.

Monocitos y macrófagos

Los monocitos son glóbulos blancos que se forman en la médula ósea y que viajan por el torrente sanguíneo hasta diferentes tejidos y órganos. Durante este recorrido se convierten en macrófagos, es decir, leucocitos que rodean y devoran la células muertas o no deseadas. En este sentido, los macrófagos son células especializadas en la detección, fagocitosis y destrucción de bacterias y otros organismos dañinos. Además, pueden presentar antígenos a las células e iniciar el proceso inflamatorio mediante la liberación de moléculas llamadas citocinas, las cuales activan otras células.

Los monocitos y los macrófagos también son denominados células presentadoras de antígenos, por lo que pueden contener los fragmentos de las células no deseadas en su superficie con el objetivo de que los linfocitos del cuerpo puedan detectarlos e iniciar una respuesta inmunitaria específica.

Células óseas

El tejido óseo es una variedad de tejido conjuntivo que se caracteriza por su rigidez y su gran resistencia. Está formado por la matriz ósea, que es un material intercelular calcificado.

Existen diferentes tipos de células óseas, mismos que se clasifican en:

  • Osteoclasto: su función consiste en absorber y remover el tejido (es una célula muy grande que se forma en la médula ósea)
  • Células de revestimiento óseo: revisten la superficie ósea del interior de los huesos, mayormente corresponden a osteoblastos inactivos que están asociados entre sí y con prolongaciones de los osteocitos.
  • Osteoblasto: se encuentra dentro del hueso, su función es formar nuevo tejido óseo
  • Osteocito: se encuentra dentro del hueso y su principal función es ayudar a mantener al hueso como tejido vivo
  • Hematopoyético: su función consiste en producir glóbulos rojos, blancos y plaquetas (se encuentra en la médula ósea)

Glóbulos rojos

Los glóbulos rojos son un componente importante de la sangre que contienen la hemoglobina, una sustancia rica en hierro cuya función es transportar el oxígeno. El oxígeno del aire es captado por la hemoglobina en los capilares (vasos sanguíneos de un grosor mínimo) de los pulmones y es llevado a todas partes del cuerpo dentro de los glóbulos rojos para transportar el oxígeno a todas las células del organismo.

La cantidad de oxígeno que los tejidos corporales reciben depende de cuántos glóbulos rojos se tenga y de qué tan bien funcionen.

Los glóbulos rojos se forman en la médula ósea roja de los huesos. Las células madre de la médula ósea roja (llamadas hemocitoblastos) dan lugar a todos los elementos formados en la sangre. Si un hemocitoblasto se convierte en una célula llamada proeritroblasto, esta se convertirá luego en un nuevo glóbulo rojo.

Es importante mencionar que, si una persona no cuenta con suficientes glóbulos rojos sanos, puede desarrollar padecimientos como la anemia. Este tipo de condiciones se traducen en que la sangre de la persona tiene niveles de hemoglobina más bajos de lo normal.